Si, si, es literal. Empecé la semana pasada. Me he apuntado a un cursillo un día a la semana, y la verdad es que me alegro de haberlo hecho. Con lo demás, me he apañado. Estoy seguro de que si entrenara con alguien que sabe corriendo o con la bici mejoraría mucho no, lo siguiente. Pero también es verdad que entonces no me divertiría, que es lo que hago ahora.
En cambio, lo del agua… son palabras mayores. En dos días me he dado cuenta de todo lo que hacía mal. Bueno, de todo no, solo de lo gordo, que ya es bastante. Pero si me hubiera sacado un bono de baño libre y hubiera ido por mi cuenta seguiría haciéndolo todo mal. Es asombroso como te corrigen algo (los pies, cómo meter la mano, estirar un poco el cuello…) y de repente, haces el siguiente largo con 10 brazadas menos.
Ahora tengo que acostumbrarme a estar en el agua. Lo que más me cuesta: relajarme y respirar para recuperar debajo del agua: me agobio y en lugar de recuperar me acelero más. Pero bueno, poco a poco.
A ver si en unos meses mejoro la técnica (vamos, aprendo a nadar), cojo fondo y tacho el siguiente reto de la lista.
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