Este año he sido realista: mucho tiempo sin salir en bici y además iba con Pablo, así que me quedé con la corta: 76 km que solo sube el Oronet.
La salida bien: con esto del covid muy separados y se pierde un poco de la "magia", de los clicks de las calas. Estábamos en la cabeza, así que tocó echarse a un lado para que la gente fuera pasando y poco a poco pillar el grupo. Saliendo de Valencia ya estábamos en un pelotón bastante grande, rodando bien. Ligeros, pero con conocimiento. Pero al salir al tramo de autovía y pillar los primeros puentes, el pelotón se deshizo. Yo me quedé en un grupo un poco más lento, así que me tocó chuparme esa parte (que es la más fea) solo hasta que pillé al resto. En el nuevo grupo íbamos de subida, apenas rodando a 25 km/h.
Cuando llegamos a Náquera, nada más cambiar de carretera: se me rompió la sirga del cambio de los piñones. Pensé que ahí se acababa. Se me puso el piñón pequeño y con eso no iba a poder subir. Tiré un poco más hasta llegar al paseo con árboles que sube ya a Serra y paré a intentar bloquear el cambio. Imposible. Después de un rato, le dije a Pablo que tirásemos para arriba y que si yo no podía, me retiraba y le esperaba a la vuelta para volver.
Ya las primeras rampas tuve que subirlas de pie. Y al llegar a la gasolinera me paré otra vez. Se me había encendido una bombillita. Si no podía bloquear el cambio, a lo mejor podía atar el cable de alguna manera. Y vaya que si puede: la até a la potencia y usando un desmontador para hacer un tensor pude poner un piñón intermedio para por lo menos probar la subida al Oronet. Vamos, ni McGyver ;-)
Así que de esa guisa, me hice el Oronet entero con una fixie :D Entre tanto, nos había pasado el coche escoba, pero pude volver a adelantarlo y llegar al avituallamiento. Allí pregunté si me podían arreglar el cambio (había una zona de taller) pero no tenían cables O_o Así que después de comer algo, aflojé el tensor para dejar el plato pequeño y bajar hasta Valencia como los pros: con plato grande y a tope.
De todas formas, no me fiaba demasiado en la bajada por si se me enredaba el cable o algo, así que le dije a Pablo que tirara él, que yo bajaba controlando, y ya le pillaría... ¡qué has dicho! Le pillé... pero en la meta. Menos mal que, de camino, me enganché a un grupo que estaba volviendo de la de 100 km y puede hacer la vuelta acompañado... y a un ritmo impensable para mi. Claro, que no me quedaba otro remedio porque no podía cambiar. Y cómo se nota, oiga, menuda diferencia de rodar solo a hacerlo en grupo.
A apenas un par de kilómetros de la llegada pagué la machada: me dio un calambre en una de las piernas y no puede seguir el ritmo. Me quedé intentando estirar mientras pedaleaba solo con la otra. Y, como no, también se me enganchó O_o Menos mal que había soltado la primera y puede cambiar. Al poco ya estaban los voluntarios avisando de que bajáramos el ritmo para entrar y entré en meta con la dignidad intacta: dos piernas y eso.
Al llegar, no había mucha gente (sobre todo comparado con otros años) pero hay que mirarlo por el lado bueno: tampoco había colas. Fuimos a por algo de beber. Y la verdad es que como era pronto no pensaba en comer nada... pero es que ¡olía tan bien!, así que comimos en horario europeo, no vamos a ponerle pegas a un buen plato de paella para recuperar las fuerzas :)
Para el año que viene, si me da tiempo a entrenar, intentaré subir al Segart encima de la bici. Y llevaré una sirga en el bolsillo... por lo que pueda pasar.
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