10 septiembre 2017

I Trail Traschinepro: una dosis de humildad


Traschinepro llegada
El pasado fin de semana corrí lo que ha sido mi carrera más larga hasta ahora (y posiblemente lo siga siendo durante mucho tiempo): el I Trail Traschinepro. Fue el 3 de septiembre en Javierrelatre, un pueblo de la zona del Alto Gállego Mi meta: tratar de bajar de 3h. Ese fue mi tiempo en la 21K Mamova y los km de más de la Traschinepro lo deberían compensar un desnivel acumulado de menos de 1.000 m. Pero no iba a ser tan fácil.

A las 9.30 salimos los 60 participantes de la 25K, yo al final del pelotón. Los primeros metros eran ya una subida importante, hacia la iglesia, y  no me agobié. Iba a ser una carrera muuuuy larga y tenía que coger mi ritmo sin cebarme con el resto, que en seguida perdí de vista. La carrera se fue estirando y cuando entramos en una zona de campo a través apenas veía entre los árboles a 2 o 3 por delante y otros tantos detrás. El terreno se complicaba y muchos empezaban a andar, pero yo no paré. Posiblemente esa fuera la parte más complicada y si conseguía pasarla corriendo podría hacerlo todo. Poco a poco fui adelantando posiciones.

A los 5 km salimos del bosque y comenzamos a correr por pista. Apenas paré en el primer avituallamiento. No tenía a nadie a la vista. La pista subía. Fui pasando a más corredores andando. Estaba cómodo a mi ritmo, pero la pista era de piedras algo grandes y angulosas. En el km 10 había otro avituallamiento. Esta vez paré a comer algo y rellenar el bidón, que estaba casi vacío. Poco a poco fueron llegando (y saliendo) muchos de los corredores que había pasando subiendo. No me importaba demasiado: la carrera era contra mi mismo y ni siquiera había llegado a la mitad. Me sentía con fuerzas, pero había que seguir dosificándolas.

Empezó el peor tramo: una combinación de rampas de subida y bajada muy fuertes durante casi 5 km. La pista empeoró: había tramos en mal estado y las piedras eran cada vez más grande, como mi puño o las de las vías del tren. y sueltas. Continué con mi estrategia de no andar. Muchas veces estuve tentado de caminar, pero era la única manera de mantener el ritmo. A los que pasaba en las subidas me adelantaban en las bajadas. No bajaba cómodo. La zapatillas (Adidas Kanadia) eran demasiado blandas y a esas alturas de la carrera ya sentía todas y cada una de las piedras que pisaba. Error mío por no comprobar cómo era el terreno; pensaba que eran pistas de tierra.

La última subida fue dura y adelanté a casi todo el grupo otra vez. Se veían los tejados de Artaso y eso me dio fuerzas. Allí estaba el avituallamiento del km 15, con Ricardo. Un trago para recuperar fuerzas y seguí la carrera. Pensaba que ya comenzaba la cuesta abajo, pero todavía quedaban 3 km de ascenso, suave, pero ascenso. Pasamos una valla y el compañero que en ese momento iba conmigo me dijo “a partir e aquí es todo bajada”. Y ahí empezaron también mis problemas. Las piernas se me iban cargando por momentos y el pie izquierdo no iba bien por las piedras. Tuve que bajar el ritmo y para cuando llegué al avituallamiento del km 20 en Sieso me habían pasado ya casi todos los que había adelantado. Si hubiese sido una media maratón, habría acabado dignamente. Pero aún quedaban 5 km (que luego fueron 6) y se me hicieron eternos.

Salí controlando, bajando un poco el ritmo: en parte para llegar y en parte porque no podía mucho más. Tenía los cuádriceps al límite (no sé si por forzar las subidas corriendo o por controlar en las bajadas). Sentía que me iba a enganchar de un momento a otro. Eran 3 km de pista y luego 2 por la carretera hasta la meta en Javierrelatre. Pero en el km 23 me dio un calambre en el abductor y ahí se acabó la carrera :-( Paré y conseguí relajarlo. Estaba cerca del cruce con la carretera, así que continúe andando. Podía correr en llano o cuesta arriba, pero en las bajadas tenía que andar: las piernas no daban más de sí y tenía el pie hecho polvo por las piedras. Y cuando llegué al cruce, resulta que habían cambiado el trazado y nos sacaron de nuevo campo a través y por caminos. Los 2 km finales fueron un infierno. Me pasó una chica con la que había ido casi desde el principio pasándonos mutuamente (ella hizo pódium en veteranas femeninas). La llevé un rato mientras subíamos hacia el pueblo. Se veían los tejados y ya estábamos allí. Pero entonces el camino giró 180º y me vine abajo. Además, era cuesta abajo. El último tramo atravesaba un bosquecilo y entrada en el pueblo por detrás por una senda entre piedras. Allí eché el resto para subir corriendo y entrar dignamente. Dani me dió el empujón final antes de entrar en la meta: 2.55.19 (2.48 descontando las pausas en los avituallamientos);  puesto 47. Objetivo cumplido. Allí estaba ya Ramón, que había hecho un carrerón en 2.17. Ya solo quedaba recuperar fuerzas. Aquí está mi Traschinepro en Strava.


Esta carrera me ha puesto en mi sitio. Pensaba que podía con todo. He corrido una media de montaña (Mamova), hice 20k en el Wings for Life World Run, he participado en algún triatlón (Cheste, Pinedo y Valencia), sufrí en el desafío Canal de Castilla en bici e incluso me he atrevido con una cicloturista cortita. Algunos me habéis oído decir más de una vez que no corro maratones porque me aburre correr tanto rato. Pero ahora creo que no podría con él. El muro no me da miedo. De hecho yo tengo uno importante en los 18k y en las carreras ni me entero. Pero he visto lo que es un límite físico, cuando es tu cuerpo el que te dice “hasta aquí". Y también he visto lo difícil que es rendirse y decir: “no puedo más, lo dejo” en una prueba. MI mas profunda admiración, porque vosotros sois realmente los valientes.

Para acabar, darle las gracias a la organización, sobre todo a los voluntarios, y a todo Javierrelatre que se volcó con la prueba.

1 comentario:

  1. Acabo de leer esta crónica. Como casi siempre, una cosa ha llevado a otra, y la anterior a la siguiente.. de un concurso publicado por un amigo, llego a la página de la carrera, y de aquí a tu crónica del año pasado...
    En fin. No sé si después de tantos meses como han pasado ya que esta aventura corresponde a septiembre del año anterior sigues pensando lo mismo; pero no deja de sorprenderme cómo un corredor como tú, que se ve que ya llevas alguna que otra prueba "maja" en la mochila se autoimpone ciertos límites... quiero decir, los límites físicos, los "hasta aquí" se pueden moldear... los puedes mover mucho más allá... todo depende del entrenamiento, de la constancia y la resiliencia que cada uno demuestra... Y lo de la explicación a la negativa de correr un maratón por algo tan ambiguo como el aburrimiento... si lo llevas bien, si te "haces" a la distancia... te aseguro que es algo digno de intentar, al menos. Recuerdo todos y cada uno de ellos (de día, de noche, en España o en el extranjero, con lluvia o con un sol de justicia... etc. paro, que no quiero ser pretencioso), y son una aventura para nada aburrida. Un saludo, y suerte en tus próximos retos.

    ResponderEliminar